Si en mi
interior hubiera una nubecita, me gustaría ponerle un nombre.
La llamaría cecilia y la pintaría de colores.
Si fuera capaz de ver, el mundo tal como és,
se me acabaría la vida, sin siquiera sentir que ha sido mía.
Si pudiera pensar en ser feliz esta vez,
dejaría de lado todo y no buscaría porqués.
Si no tubiera este miedo atado en el estómago,
tal vez en lugar de escribir, viviría.
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