Hoy he visto a un árbol haciendole cosquillas a las nubes.
La nube, nerviosa, se ha movido con el viento, que la trata con más suabidad, y se ha mirado al árbol desde lejos, preguntàndose que había sido esa sensación momentània de felicidad extrema.
Entretanto, el Sol se lo miraba todo desde lo alto, sonriendo al pensar que, por fin, la nube se estaba haciendo mayor. Se sentía terriblemente satisfecho con el día que estaba dándoles a esos seres pequeños, habitantes de su planeta, sensaciones en su luz. Y no alcanzaba comprender su extraña forma de pensar: irracional y sentimentalista. Aunque él, a veces, también se sentía solo.
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